Atención selectiva: un recurso escaso en la enseñanza de las matemáticas

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¿Han notado alguna vez que ciertos productos se venden solamente porque tienen asegurada una demanda, así sea muy pequeña? Es decir, esos productos no necesitan de publicidad para su venta y, sin embargo, tienen un mercado asegurado --si bien pequeño e incluso underground. Yo creo que las matemáticas, vistas como producto cultural, se ajusta a esas características.

Mercados underground

Pero desearía primero plantear un ejemplo ejidatario: las motosierras y sus refacciones. (Es realmente sorprendente cómo la tecnología entra al ejido vía los relatos de los indocumentados deportados.)
 
El domingo que pasó visité el Tianguis de la Paz (en Avenida la Paz, Cd Victoria) buscando refacciones usadas para motosierra. Durante la semana anterior había conseguido alguna información sobre el mercado underground de las espadas de motosierra, dado que en la única tienda dedicada a eso en la ciudad, el precio de la espada es 1/3 de la motosierra (lo cual hace que uno considere seriamente la opción de tirar a la basura la motosierra y comprar una nueva, o bien regresar al hacha fiel --la cual es eficaz, aunque no eficiente). 
 
Me apresuro a solicitar al lector a que deje provisionalmente de lado la connotación antiecológica del término motosierra, y continue leyendo este post. Les prometo --como diría el español-- que no la uso para derrumbar árboles gigantescos, sino solamente para cortar ramas de huizache y/o podar árboles de mi jardín. Una vez aclarado esto continuo con mi relato.
 
Había logrado informarme, decía, de que los domingos llega al Tianguis de la Paz desde Matamoros don Margil. Y pone ahí su taller de motosierras durante todo el día. Y también vende refacciones usadas para motosierra. Con esa información, mi visita al tianguis es explicable: mi misión era conseguir una espada para mi motosierra. (Notemos, de paso, el hecho de que ciertas informaciones y afanes personales determinan nuestra conducta.)
 
Para encontrar a don Margil en el Tianguis de la Paz me tardé 1 hora de caminata y petición de informaciones. Si les sirve el dato, les diré que su taller ambulante se reconoce desde lejos, pues está al lado del juego de lotería: se puede oir, desde una cuadra antes de llegar, la cantada de las barajas (la sirena, el valiente,...), interrumpida a ratos por el rumbido característico de una motosierra.
 
Una vez que encontré el taller ambulante de motosierras, esperé un rato a que don Margil atendiera a dos clientes que le habían llevado a revisar sendas motosierras. Una vez que dio su diagnóstico y se apalabró con los clientes, yo pude hacer mi petición.
 
No tenía espadas como la que yo buscaba, pero me vendió una parecida con cadena (a la cuarta parte de lo que me habría costado en la única tienda de motosierras de la ciudad). Hecha la compra, me retiré satisfecho de haber encontrado un medio underground de aprovisionamiento de refacciones de motosierra (y de motosierras usadas: vendía una Craftsman 18 pulgadas en 1200... ¿pueden creer eso?).
 

Sobre los filtros perceptuales y la comunicación

¿Qué tiene que ver el mercado underground de las motosierras con la atención y el aprendizaje de las matemáticas? Enseguida trataré de explicar esa relación. 
 
Al igual que en una economía, las empresas compiten por la atención de los consumidores (vía comerciales) como un medio para poder competir por sus presupuestos (vía la venta de sus productos), los temas escolares tienen que competir por la atención de los escuelantes como si el sistema escolarizado fuese una economía que vende temas a los adolescentes. 
 
Y en un mundo en que la información es excesiva (a un grado tal que los temas desaparecen --pasan inadvertidos-- debido a su sobreexposición en los medios), la calidad del producto a vender queda en un segundo plano y dominan los signos.
 
Logran su objetivo de atraer la atención de los consumidores potenciales, aquellos signos que tienen la suficiente fuerza comunicativa, como para atraer la atención de esos posibles clientes . De aquí que la búsqueda de esos signos poderosos sea el centro de atención de los diseñadores de anuncios publicitarios.
 
Se entiende que, como paso previo a las ventas, lo que las empresas desean controlar (o, de perdido, atraer) es la atención de los consumidores. Y, para ello se basan en un
 
Principio-axioma de la psicología de la percepción:  Sin importar el grado de racionalidad de los sujetos, cualquier conducta depende de un filtro perceptual.
 Cuando yo pregunté por primera vez sobre la espada de la motosierra, tratando de conseguirla con los ejidatarios de Viento Libre, uno de ellos me dijo: "El Palillo tiene una motosierra descompuesta y él te podría vender la espada." Pero otro intervino y dijo: "No batalles, ve al Tianguis de la Paz; ahí venden." Y quizá me dio las señas de cómo llegar, pero esa información ya no la registré.
 
La tesis que deseo plantear aquí es que lo que uno registra de la información ofrecida no siempre llega a nuestra memoria de manera directa, sino que la filtramos de alguna forma: quizá yo me había concentrado en la idea de buscar al Palillo haciendo la apuesta a que él me la vendería, y toda la información extra ya no la registré). 
 
La percepción es la forma en que filtramos los estímulos, sean éstos una conversación directa, la lectura de un relato en el periódico, el chisme de moda en la TV, o un comercial televisivo. Debería ser claro que el estímulo debe primero mostrarse, estar ante nuestros sentidos (por ejemplo, una mujer caminando hacia la cámara en un comercial de moda actualmente).
 
A esto se le podría llamar --como se le llama-- exposición al estímulo. Pero estar expuesto a un estímulo no basta. Porque todavía falta que atraiga nuestra atención --¿han practicado alguna vez llevar una conversación en automático, es decir, sin realmente ponerle atención a nuestro interlocutor?
 
Una vez que el estímulo llama nuestra atención (¡es Charlize Theron!!), lo siguiente es atribuirle uno o más significados. Cuando visité al Palillo, éste muy posiblemente se preguntó al verme de lejos "¿a qué vendrá este hombre que  nunca me visita? --seguramente me va a pedir algo" (La visita de alguien conocido, pero que no es un visitante frecuente, es un signo de que algo quiere --posiblemente te vaya a presumir que compró camioneta...) 
 
Y, finalmente, la cuarta fase es la retención del mensaje (aunque con seguridad la retención no se logre a la primera --¿qué anuncia Charlize Theron en su comercial?). En resumen, son cuatro fases: exposición, atención, atribución de significados, y retención. Así que desde el punto de vista de vender un producto, un comercial debe dar los dos primeros pasos sin siquiera tener una chance de éxito, es decir, que llegue a la retención. 
 
Palillo no vendía su motosierra ni sus partes pues estaba en espera de hacer válida el papel de la garantía. Así que en ese momento focalice en retrospectiva la info del tianguis y traté de recordarla. Pero no había registrado todos los detalles. Así que regresé a preguntar de nuevo a quien lo había mencionado. Innecesario es decir que en esta segunda vez le ayudé a mi memoria registrando los detalles en un cuaderno, a través de un croquis de la ubicación de don Margil los domingos en el Tianguis de la Paz.
 
Destaquemos que la metáfora del filtro puede cambiarse a la de puerta: le cerramos la puerta a cierta información y se la abrimos a otra. En mi búsqueda de la espada de motosierra, mi atención prestada a las informaciones que pedí sobre los lugares de aprovisionamiento fue voluntaria o endógena (generada internamente por mi muy particular misión de arreglar mi motosierra).
 
Pues nacía de una necesidad muy concreta: necesitaba la espada como un paso previo a mi motosierra podando árboles; los estímulos que eran relevantes para la tarea que había decidido ejecutar los registraba en mi memoria. Y aún así le cerré la puerta a la info del Tianguis la Paz. 
 

La escuela como mercado

Ya sé que no debería ser así, pero la escuela es vista por los expertos en educación como un mercado de temas a enseñar, los cuales se tratan de vender a los alumnos. La exigencia de que los profesores deberían motivar a sus estudiantes, para atraer su atención y así tener una chance de que aprendan los temas de su asignatura, es una prueba de esa visión experta. Pero la misión educativa bajo esa perspectiva parece estar destinada al fracaso. Los resultados de los exámenes estandarizados (ENLACE, CENEVAL, PISA,...) así lo sugieren. 
 
Porque, en la escuela, el 99 porciento de los alumnos prestan (si es que lo hacen) una atención involuntaria. Es decir, su atención depende del grado de excitación que el estímulo al que son expuestos logre hacer surgir en ellos. Y esto depende a su vez de las propiedades del estímulo (¿cuáles son las propiedades de Charlize Theron?).
 
Innecesario es decir que el 99 porciento de los estímulos escolares no llegan a atraer la atención de los escuelantes (¿qué grado de excitación puede hacer surgir en el adolescente el Teorema de Pitágoras?). 
 
Desde la perspectiva de enseñanza la pregunta clave es entonces ¿cómo asignan su tiempo los estudiantes a las diferentes fuentes de información? Debería ser claro que algunos adolescentes (el 1 porciento, si queremos ser consistentes con lo dicho arriba) sí asignan voluntariamente algo de su tiempo a las matemáticas. Ello sugiere que se han planteado un objetivo a lograr y tienen una atención voluntaria hacia los estímulos matemáticos. 
 
Eso se puede ver en el proceso de selección de la Olimpiada Mexicana de Matemáticas: de 1500 participantes tamaulipecos en la fase ciudades, quedan 20 en el concurso estatal, y solamente 6 acuden al concurso nacional. Y el proceso dura de marzo a noviembre. Así que quien logra mantenerse hasta el nacional le ha dedicado una buena cantidad de su tiempo a las matemáticas de concurso. Se puede decir que los signos generados por el proceso de selección son excitantes para él. Y, sin embargo...
 

El aprendizaje es lo que puede suceder en la escuela (entrenamientos) mientras andas ocupado realizando otros planes

 
Así y todo, los 6 adolescentes tamaulipecos que acuden al concurso nacional de la OMM no tienen la preparación suficiente. Puede ser el entorno tamaulipeco y sus usos y costumbres, pero Tamaulipas nunca ha obtenido el primer lugar (medalla de oro) en el concurso nacional (y ya van 23 años). ¿Por qué pasa esto? 
 
Bueno, pues yo creo que los adolescentes preseleccionados no tienen (y nadie les ha intentado formar) una visión de futuro lo suficientemente poderosa como para mantener una atención voluntaria como resultado de una misión personal por cumplir.
 
Añadido a esto, debería ser claro que las costumbres de toda la vida en el sistema escolarizado no son fáciles de cambiar. Por ejemplo, una costumbre estudiantil que se transfiere al proceso de selección, es que los adolescentes van a los entrenamientos como si fueran a la escuela: al salir de ellos se olvidan de las matemáticas hasta que llega el nuevo entrenamiento. "Si siempre le has hecho así en la escuela ¿por qué tendría que ser diferente en los entrenamientos de la Olimpiada de Matemáticas?" 
 
En la actual selección (Tamaulipas 2010), la excepción a esta regla es Germán, quien tiene una visión ganadora de futuro. Pero todos los demás --en mi opinión-- son entrenador-dependientes, es decir, no han desarrollado un método activo e independiente de aprendizaje y de resolución de problemas. (Ni bueno ni malo, es solamente un hecho de la vida tamaulipeca.).
 
Otra costumbre o, mejor dicho, pose, que se transfiere de la escuela al proceso de selección es la de la chica fresa que juega a ser transgresora (¿imitando a Chicas Mal?) o el chico fresa que juega a ser rudo. Poniendo al entrenador como blanco de sus fresa-poses (transgresión o rudeza), los adolescentes snob se sienten importantes --pero a costillas de los entrenadores y del proceso de selección todo.  
 
Los saluda
jmd