Calidad educativa y bienes sustitutos

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Como se sabe, si no hay para la mantequilla la margarina está bien. La margarina sustituye en casi todo a la mantequilla, sólo que no es mantequilla ("al que quiere azul celeste...). Es un hecho de la vida que  la calidad es inaccesible para la mayoría. Pero no hay problema, porque siempre habrá un producto que sustituye  al de calidad (en casi todo). Es decir, casi siempre se encuentra un bien sustituto que tiene casi la misma utilidad que el inaccesible.

Creo que acabo de decir algo políticamente incorrecto, pero esta verdad seguramente la reconoce el hombre de la calle; por ejemplo, la reconocería el "maistro" que quisiera tener una camioneta, pero que --mientras eso sucede-- su bicicleta montaña le da muy buen servicio (o, por lo menos, se ha llegado a adaptar a ella --"¡ah qué suerte tan chaparra! ¿hasta cuando crecerá?").

¿Cuál es el sustituto de la educación de calidad?  Bueno, están las "escuelas patito" cuyo éxito es sorprendente. Porque, para todo propósito práctico, funcionan casi igual que las de calidad --con el único defecto de que nada se aprende en ellas. Y si han tenido gran éxito es porque deben ser mejores que las de calidad. Habría que preguntarse ¿en qué sentido? Consideremos algunas hipótesis ("Dijo el mexicano al diablo: ¿te puedo ayudar en algo?"):

1) Perspectiva del estudiante: el papel vale lo mismo que el de las de calidad --y la patito tiene el plus de que no hay que estudiar prácticamente nada, solamente se tiene que dejar pasar el tiempo, y mientras tanto el alumno se puede dedicar a otras cosas más productivas o más placenteras...
2) Perspectiva de la administración: son una mina de oro, pues lo que realmente es demandado es el papel --a quien le importa el aprendizaje...

Pero ¿qué debería entenderse por calidad educativa? La verdad no hay una definición compartida por todos. Eso es fácil de ver si googlean el concepto, como yo lo hice. Por ejemplo, uno puede leer en la Wikipedia:

que la educación es de calidad cuando está dirigida a satisfacer las aspiraciones del conjunto de los sectores integrantes de la sociedad a la que está dirigida; si, al hacerlo, se alcanzan efectivamente las metas que en cada caso se persiguen; si es generada mediante procesos culturalmente pertinentes, aprovechando óptimamente los recursos necesarios para impartirla y asegurando que las oportunidades de recibirla –y los beneficios sociales y económicos derivados de la misma– se distribuyan en forma equitativa entre los diversos sectores integrantes de la sociedad a la que está dirigida.

Y, un poco imitando a mis alumnos (no se lee toda la oración, sino solamente una parte de ella), yo digo: Ah, bueno, entonces con que se reparta de forma equitativa ya es de calidad. Lo mismo se debería pedir para la mantequilla. Así todos tendríamos mantequilla (y cable y velocidad superior en Internet).

Eso fue una broma. Pero si uno analiza toda la definición, se puede uno percatar que la educación de calidad aspira (independientemente de si se puede o no) a:

  • "satisfacer las aspiraciones del conjunto de los sectores integrantes de la sociedad a la que está dirigida" --a esto se le llama relevancia;
  • "se alcanzan efectivamente las metas que en cada caso se persiguen" --a esto se le llama eficacia;
  • "si es generada mediante procesos culturalmente pertinentes" --a esto se le llama pertinencia;
  • "aprovechando óptimamente los recursos necesarios para impartirla" --a esto se le llama eficiencia;
  • "asegurando que las oportunidades de recibirla –y los beneficios sociales y económicos derivados de la misma– se distribuyan en forma equitativa entre los diversos sectores integrantes de la sociedad a la que está dirigida" --a esto se le llama equidad.


En resumen, se puede decir que la educación sería de calidad si 1)es socialmente relevante; 2)es eficaz en el logro de sus metas; 3)los procesos que sigue para realizar su tarea son culturalmente pertinentes;4)usa sus recursos de manera eficiente; 5)es equitativa. (Resumen del resumen: es útil, logra sus metas declaradas, se ejecuta respetando la cultura de la comunidad, usa los recursos de la mejor manera,  todos tienen la oportunidad de recibirla.)

En un mundo de exclusiones, no es una casualidad que se le ponga mayor atención a la aspiración de equidad. Pero ¿realmente es posible tener todo para todos? Independientemente de la respuesta, parece claro que la calidad para todos es la aspiración de las reformas mundiales en la educación. ("¡Qué me duras calentura! ¡Ya llego tu mejoral!")


Pero ¿qué es la calidad?  Un poco para aclarar el concepto para mí mismo me dí a la tarea de investigar su significado. Inicié con el Diccionario de la Real Academia Española: Calidad=Propiedad o conjunto de propiedades inherentes a algo, que permiten juzgar su valor.

De esta definición de calidad no se saca nada nuevo, solamente el hecho de que la calidad es inherente a (es inseparable de) la cosa. Podríamos agregar que al calidad se nota ("En el modo de volar se conoce la que es grulla"). Y que es un juicio valorativo y, a veces, subjetivo:  puede ser que a alguien le guste más la margarina que la mantequilla y que la considere de más calidad --en este caso, el criterio de evaluación es el sabor (y la satisfacción del cliente, desde el punto de vista de la empresa que la elabora). También habría que decir, que el producto de calidad debería estar libre de defectos (si la mantequilla tiene impurezas o un sabor raro ya no es de calidad).

Todo lo anterior es cierto adoptando al perspectiva del cliente, del usuario o consumidor. A él no le importa cómo se elabora, lo que quiere es que el producto lo satisfaga, le dé placer, le sea útil, etc. Pero desde la perspectiva de la producción hay que vigilar el proceso de producción para asegurar que el producto sea satisfactorio para el cliente, para el usuario. Por ejemplo, adoptar ciertas reglas para la higiene del proceso. Finalmente, estaría la perspectiva de la materia prima, de las entradas del proceso. (Por ejemplo, que la leche que entra como materia prima al proceso esté totalmente libre de impurezas.) Y bueno, con estas consideraciones, debería ser claro que el concepto de calidad viene de la industria, de la producción de bienes de consumo.

¿Y la calidad educativa? Bueno, para aplicar o transferir el concepto de calidad de la industria a la educación, primero habría que decidir qué es lo que produce la educación. O, mejor dicho, qué es lo que debería producir. Si seguimos el estándar de la OCDE, la educación debería producir al hombre educado, es decir, al hombre lo suficientemente competente como para desenvolverse adecuadamente en su vida profesional y social.  Y parece claro que el proceso se da dentro de lo que podríamos llamar el sistema educativo, en particular, en la institución escuela.

La forma en que se ha resuelto este problema del producto educativo de calidad en las reformas contemporáneas es lo que se denomina "los rasgos del perfil de egreso". Es decir, la estipulación de una serie de conocimientos y habilidades (las competencias) que el egresado de un cierto nivel educativo debería tener. Algo así como decir "la mantequilla debería tener un color amarillo característico de lo que es la mantequilla, debe ser de leche, tener su sabor que la caracteriza, etc."

Eso sería para el producto (el egresado). Pero desde la perspectiva del proceso se deben establecer estándares de desempeño en las escuelas (para los profesores, los directores y su administración, etc.). Estos estándares también se han definido más o menos en las reformas contemporáneas. Por ejemplo, con lo que se ha denominado las competencias docentes.

Pero a lo que sí de plano se le ha dado la vuelta (se disimula volteando para el otro lado) es a la materia prima, es decir, a los alumnos que ingresan. Y esto debido a que cualquier intento de establecer filtros de entrada es considerado como discriminatorio. (Si sabes leer y escribir ya puedes entrar a la universidad. Y bueno, también mostrar tu certificado de bachillerato independientemente de qué tan "patito" sea.)

Ahora bien, la analogía no es perfecta o, mejor dicho, está lejos de ser perfecta. Porque, para empezar, ¿cuándo se ha visto que la leche se resista al proceso de hacer la mantequilla? (pero sí se ve todos los días en la escuela que los estudiantes no hacen la tarea), ¿cuándo se ha visto que en la entrada se acepte leche que ni siquiera es leche? ¿cuándo se ha visto que el dueño de la empresa se olvide de la empresa y se dedique a hacer otras cosas más productivas para él?

Para darse una idea de qué es la calidad de la educación (entendida de manera intuitiva, como todo mundo la entiende) posiblemente sea una buena idea voltear a ver a Finlandia, un país que está en los primeros lugares en las evaluaciones PISA. Y preguntarse: ¿cómo le hacen? Y después de ello preguntarse ¿cómo le podría hacer México para salir de los últimos lugares de las evaluaciones internacionales?

No se necesitan muchas investigaciones para darse cuenta que el sistema educativo mexicano es exageradamente ineficiente ("De que la mula es juilona, manque la dejen maniada"). Como se sabe, la eficacia consiste en lograr el objetivo y la eficiencia consiste en lograrlo con menos recursos. Y en México, los objetivos del artículo tercero constitucional medio se logran, pero al costo de uin desperdicio exagerado de recursos (los profesores en México están al nivel de los de Finlandia... en salarios). La razón todo mundo la sabe: los recursos no se usan para lo que se suponía que deberían usarse.

Por otro lado, hay pocos incentivos para mejorar el sistema. Las escuelas patito siguen funcionando --aunque habría que decir que aunque ya casi todas son patito, hay unas que son más patito que otras. Las escuelas normales siguen produciendo profesores que no tienen los conocimientos mínimos para serlo (2/3 reprueban el examen estandarizado para asignación de plazas)

Enseguida presento las recomendaciones de un estudio de la OCDE para mejorar la educación en México (Informe Hopkins 2007)

El informe Hopkins fue solicitado a la OCDE por el gobierno mexicano en octubre de 2007, antes de conocer los resultados de PISA 2006. Este informe, de 81 páginas, concluye con una docena de recomendaciones para mejorar la educación mexicana. Se presentan enseguida (mi traducción):

1. Establecer un propósito moral persuasivo para la reforma del sistema educativo mexicano.
2. Establecer una absoluta claridad acerca de los estándares esperados en áreas clave (tales como comprensión de lectura --literacy--, comprensión matemática --numeracy--, y tecnologías de la información) que serán requeridas de los estudiantes en los distintos niveles del sistema.
3. Alinear el currículum a esas áreas clave y producir materiales de apoyo prácticos y de alta calidad para los profesores.
4. Desarrollar enfoques evaluativos alrededor de los estándares, que proporcionen una información diagnóstica periódica con fines de monitoreo y de evaluación formativa.
5. Invertir fuertemente en el mejoramiento de la calidad docente.
6. Moverse rápidamente a mejorar la calidad del liderazgo en la escuela y en el sistema.
7. Incrementar la autonomía en niveles clave dentro del sistema --estatal, regional, y nivel escuela-- pero mantener un fuerte framework nacional.
8.  Intervenir positivamente en aquellas escuelas que enfrentan los mayores retos y apoyar a aquellos estudiantes más en riesgo.
9. Revisar la organización de la escolaridad en México a la luz de los principios ligados a la reforma de bachillerato.
10. Dar pasos inmediatos para expandir la oferta de profesores en México.
11. Revisar el balance del sistema de financiamiento de la educación.
12. Construir una 'coalición guía' con los clientes (stakeholders) clave de la educación en México.

Posiblemente con el tiempo se logren concretar algunas de esas recomendaciones, pero por lo pronto tienen que quedarse al nivel de aspiración (como el "maistro" que quiere su camioneta).  O posiblemente nunca se concreten, por la sencilla razón de que al parecer la situación de la educación en México ¡a todo mundo nos conviene! Y si a todos nos conviene, entonces la situación tiende a perpetuarse. La esperanza es que el escaparate de la OCDE/PISA en el cual estamos nos haga sentir algo de vergüenza y decidamos cambiar hacia la calidad. ("En haciéndose el milagro no importa que lo haga el diablo".)

Los saluda
jmd

PD: La educación en México tiene un aire de familia con la televisión abierta: es de ínfima calidad pero... ¡ah cómo tiene rating! Y uno debería preguntarse si ese rating tan alto se debe a que es lo único que se ofrece a los jodidos (la frase es de Ascárraga el viejo) o bien porque  a la gente realmente así le gusta.